Las razas no son ni más ni menos que el resultado de la interacción del hombre, los animales y el medio. En nuestro caso, el cabrero o pastor, manejando de una forma determinada nuestras cabras, en un ambiente concreto (Málaga es una de la provincias más montañosas de España) con un clima y una orografía muy particular, dieron lugar a nuestra Raza.
El origen de la raza Malagueña viene dado por la unión de dos tipos ancestrales: la cabra pirenaica que entró por el norte de la península ibérica y la cabra maltesa que vino del continente africano. Ese cruce encontró en Málaga su medio ideal. El nombre de la raza viene dado por que en Málaga se encuentra el núcleo más numeroso de animales. También es conocida como “Costeña”, debido de nuevo a razones geográficas, al encontrarse el área de difusión más importante de la raza en el litoral mediterráneo.
Desde el punto de vista histórico, la raza caprina malagueña es una de las que más influencia ha tenido sobre las diferentes poblaciones caprinas españolas y una de las más difundidas por la geografía nacional. De hecho, tanto individualizada como en pequeños núcleos se encuentra prácticamente en todas las regiones de España.
Esta difusión se ha visto favorecida por el arcaico sistema de comercialización de la población caprina mediterránea. El “cabrero-tratante” era una figura que partía de distintos lugares de la provincia con su rebaño de cabras hacia las diferentes regiones españolas, donde ofertaba los animales al mismo tiempo que vendía la leche obtenida en el ordeño diario de las cabras pendientes de vender. Tras la venta total de los animales regresaban a Málaga para preparar una nueva operación y recorrido.